martes, 24 de marzo de 2009

De Hojalata


Es tarde, mañana debo madrugar pero necesito sacar algo de mi más profunda entraña, no sé qué es, qué cara o qué nombre tiene pero me oprime, es una especie de lastre que debo soltar para poder seguir mi vuelo ascendente, mi particular camino hacia no sé donde.Hace tiempo que no lloro, puedes pensar que eso es bueno, que todo irá bien, pero no, las personas necesitamos llorar de vez en cuando para liberarnos, da igual el porqué.Me preocupa no llorar.Tengo la sensación de que un día reventaré y llenaré todo de lágrimas y todos terminaréis nadando en ellas, quizás sea la única forma de que experimentéis lo que siento.El caso es que, por alguna extraña razón, no logro conseguirlo, no llego a sentir como la vista se me vuelve poco a poco cristalina y mi corazón se encoge, hay un muro de contención en mis ojos que se niega a cederle el paso a mi llanto y ésto me inquieta, me trae mil preguntas a la cabeza y sólo una respuesta: "soy un analista sin emoción".Sí, definitivamente creo que me he abandonado por completo a diseccionar las cosas minuciosamente para poder quedarme con su lado más realista, desechando un sinfín de sensaciones y sentimientos que huelen a estercolero de dramatismo, a podredumbre de apego.La razón le ha ganado la batalla a la emoción y ha logrado que me posicione de su lado.Es un mal camino, lo sé, pero inevitable.Actualmente el realismo me ofrece una cama más cómoda en la que dormir y hoy, más que nunca, necesito descansar.Así que voy a quedarme aquí, dormido, sin hacer nada, porque ya me cansé de pelear, de buscarte, de encontrarte y de perderte, de hablarte y que no me escuches, de intentar entender que no respondas a mis preguntas, de perseguirte, de anhelarte, de odiarte.Me quedaré aquí, en paz, sólo necesito sentir mis latidos, oir mi respiración, ser quien pregunta y quien responde, yo, sólo yo, rastrear mi interior hasta encontrarme para darme la mano y tirar fuerte de mi, antes de que las raices se adentren demasiado en el fondo y sea ya muy tarde, antes de que me mecanice tanto que mis venas se conviertan en cables y mi piel en metal, antes de convertirme irreversiblemente en el Hombre de Hojalata del Mago de Oz, en busca de un corazón que me aporte algo de sensibilidad.

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