jueves, 12 de noviembre de 2009

Si hay Dios


¿Que no crees en Dios? ¿Que no os váis a casar por la Iglesia? Esas fueron las preguntas que la fortuita compañera sentada a mi derecha en la última boda a la que tuve que asistir me lanzó con cara de pánico, como si yo fuese un desviado. Odio las bodas, de corazón, independientemente de quien se case, eso es lo de menos. Máscaras de superficialidad, no son más. El caso es que no creo en Dios, llámese ateo porque el agnosticismo me parece una postura cobarde, merece más respeto alguien con las ideas claras ya sea de un lado o del otro. Al fin y al cabo el agnóstico no niega la existencia de un dios, sólo dice que ésta no es demostrable, osea que sí pero que no, puede ser, no sé...

Los movimientos de tierra crean montañas, el agua del mar se condensa para transformarse en nubes y acabar volviendo a su origen, ser agua, los seres vivos se reproducen, viven y mueren y así todas las cosas y acciones de este maldito mundo. ¿Por qué inventarse un dios?¿ Por qué necesitáis aferraros a algo para solucionar vuestras meteduras de pata, sólo por el hecho de que es algo de existencia indemostrable, lo cual hace que sea mas fácil de defender?¿Cómo posicionarse del lado de una leyenda tan antigua como efímera, es que no te han sucedido ya suficientes desgracias para seguir amparándote en una creencia tan débil en su fondo? Por no hablar de la maravillosa institución que la representa, materializada en majestuosas obras de arte llamadas iglesias, centros de lo ostentoso y lo opulento, curiosa contradicción.

Lo triste es que el hombre es así, prefiere luchar con uñas y dientes por el arraigo de una fe que ya definió acertadísimamente Karl Marx como el opio del pueblo, la droga que os mantiene adormecidos para no ver la realidad que os concierne cada día.

Así que si fracasas mañana, levántate y vuelve a intentarlo, cree en ti por encima de todo lo demás, vive y crece, aprende y hazte más fuerte, sólo así conseguirás lo que desees, no dejes tu sino en manos de una oración nocturna que no es más que el reflejo de la desesperación. Y si algún día decido fomalizar el amor que le tengo a mi pareja te llamaré y haremos una fiesta con ropa cómoda para poder aguantar todo el día, que tú y yo somos quienes somos y ya nos conocemos, no necesitamos hacer un carnaval para presentarnos. Porque el hombre no es más que un hombre y si hay Dios es porque así lo ha decidido.

Probablemente Dios no existe, así que deja de preocuparte y vive tu vida.