sábado, 24 de diciembre de 2011

Me presento


Hoy mis defensas están de viaje. Hoy te brindo la oportunidad de que entres aquí adentro sin permiso, jornada de puertas abiertas. Adelante señores, tienen ustedes a su disposición toda una barra libre de insultos e increpancias sin peligro de recibir represalia alguna a cambio por mi parte. Sí, ha oído bien, aproveche la oferta. Porque hoy no me molestaré si me llama egoísta, no me inquietaré si me dice insociable y no me entristeceré más porque me revele que cada vez estoy más solo en esta inmundicia de vida. Porque hoy he llegado a la jodida conclusión de que todo eso es verdad. Porque ya no sé cuidar ni de mí mismo, así que ni vamos a plantearnos que pueda hacerlo por alguien. ¿Por qué darle la espalda a la verdad? Ojalá pudiera, se lo aseguro, pero he generado un muro de incapacidad para mirar hacia otro lado. Soy lo que soy desgraciadamente, pero habrá que afrontarlo, digo yo. Cobarde, interesado, egocentrista, y jodidamente sincero, maldita sea. Y esta ola de sinceridad se está convirtiendo en un enorme tsunami que arrasa con todo sin hacer distinción.
He de reconocerlo de una vez, envejezco. No , no es una locura, ni una mala racha, nada de eso amigos, es la puta naturaleza de mi malhecho cuerpo. Cerca de los 32 cada vez tengo menos pelo, no veo demasiado bien, me pongo enfermo con frecuencia, me canso con facilidad y mi polla cada vez es más caprichosa, hay días que no le apetece levantarse a la cabrona. Y se me queda una cara de gilipollas...
De cualquier modo todas estas inevitables señales de descomposición humana no me preocupan ni la mitad de lo que lo hace la sensación de ser cada vez peor individuo. Porque cada día soy más borde. Porque cada día soy más mal educado. Porque cada día soy más sincero, traslado a mi lengua lo que pienso sin pasar por los filtros de la censura de la educación o el respeto, con los que me declaro en total y absoluta disonancia. Y por delante me llevo a quien sea, no me importa la consanguinidad, ni la amistad y mucho menos el amor. No distingo. Y como consecuencia me voy quedando más solo. ¡Y ya no me soporto! Ella tenía razón, maldita hija de puta tenía razón, soy un jodido cascarrabias. Y ni siquiera tener a mi lado a una mujer excepcional me hace cambiar ni un ápice. Te pido perdón amor. No sé hacer feliz a nadie porque no sé qué cojones es eso de ser feliz, no conozco ese estado. Lo olvidé. Si pudiera darte un consejo te diría que corrieses lejos de mí, porque alguien tan maravilloso no debe andar por ahí con alguien como yo.
Involuciono, desvivo, decrezco y no puedo detenerme. Y ya nada me asusta ¡qué triste! El ser humano es deleznable.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Fuga


Ok, si nada es nada, nada perderemos al final. Ok, si no soy nadie, así no habré de interpretar jamás. Lo que he aprendido es porque lo veo y yo sólo creo en lo que veo. Y el tiempo no me mueve, soy yo quien se mueve con el tiempo. Sólo espero que mi boca nunca se calle, porque a pesar de no tenerlo todo calculado, ni la vida resuelta, en mi cara siempre vive una sonrisa y espero también una de vuelta. Yo confío en el destino. No creo en la iglesia, pero creo en tu mirada. Eres el sol en mi cara cuando me levanto. Yo soy la vida que ya tengo y tú eres la vida que me falta. Me escapé de la rutina para pilotar mi viaje, porque el cubo en el que vivía me estaba haciendo olvidarme. Y no me convenció nadie para largarme, sólo lo hizo tu sonrisa. Y me fui a perseguir mi instinto, caminando diferente. Tus ojos son mi ventana. Voy a correr encima del agua, a sumergirme en ella y ver como las burbujas suben. Porque ya sólo quiero disfrutar de la brisa, escuchar lo que la vida me cuenta al compás de un buen piano y sentir tus nalgas frías encima de mis piernas desnudas. Me niego a ser un número, ni parte de una cifra, caminando todos con la misma camisa, muertos vivientes con grandes cosas que ocultar. La paciencia voy a cosechar en mi calendario sin fecha, a convertir el silencio en mi sonido. Me huelo lo que siento y el tiempo apremia, así que tomaré el próximo tren sin más demora, aunque vaya a estrellarse. A ver quién se atreve a detenerme. No conseguiréis que vuelva al principio. Miraré afuera y adentro, me portaré mal, aunque quién determina donde está el bien y el mal. Esta vida me castiga, me roba el tiempo, pero mi culpabilidad es una pecera vacía. Lo estoy consiguiendo, he decidido que lo estoy consiguiendo. Y al principio te ahogas, pero siempre sales de nuevo a respirar. Prepárame la cena, regresaré pronto.