viernes, 24 de abril de 2009


Acabo de hablar contigo.Me preguntas que si ya no escribo en el blog.Ya no tengo tiempo te dije, pero no es así, en este mismo instante te escribo a ti.En realidad he empezado a escribirte y lo he borrado, he vuelto a empezar y así tantas veces....Nada me parece suficiente, ninguna palabra me proporciona el significado necesario, la verdad contundente para hacerte llegar lo que deseo, para que entiendas quién eres, qué lugar ocupas...No eres nueva por aquí, mi piel ya hace tiempo que te reconoce y mi corazón ya te ha regalado sus latidos en mil ocasiones, tanto que ahora eres tú quien marca su ritmo.Y le gusta.
El miedo se fue, cogió sus cosas y no se despidió.No le guardo rencor, al fin y al cabo él nos ha conducido hasta aquí así que se puede decir que incluso le estoy agradecido.Hoy sonrío cuando despierto, porque eres tú mi primer recuerdo.Y descanso apaciblemente cada noche, porque es tu voz el último sonido que me llevo a la cama.Porque me llenas de vida, porque juntos hemos superado lo insuperable, porque cuando te pienso las piernas me obligan a andar más rápido para verte antes. Sólo tú sabes quien soy, te anticipas a mi, me entiendes y cuando no lo haces te quedas ahí, sin decir nada, pero te quedas.Te quiero, me gustas, te deseo, llevas mis emociones y sentimientos al límite más extremo, allá donde lo racional se pierde y nadie nos entiende, perfecto me digo, nadie nos entiende, me siento seguro en ese estado, me hace ver que es tan nuestro que no cabe nadie más, que estamos solos, que te tengo y me tienes, que desaparezca lo demás, que se muera el mundo.Mírame, quiero ver esos enormes ojos que hablan por ti, esos labios que me besan haciéndome olvidar todo y entregarme a ti sin importar las consecuencias.Cuídame, déjame que te cuide.Dame la mano, atrás quedó todo y hoy es ahora nuestra meta.Qué importa dónde, lo que importa es con quién y yo te elijo a ti.Y sólo tú y yo sabemos por qué, eso es lo auténtico de nuestro amor.Ojalá nadie nos entienda jamás.

Amigos y Extraños




ufffffffff.....Cansado.La semana cada vez cuesta más trabajo en este nervioso modo de vida que me atañe actualmente. Clase, biblioteca, almuerzo, biblioteca, gimnasio...Monótono pero a la vez inquietante. A penas tengo tiempo para mí y aún menos para escribir pero lo necesitaba, hoy era necesario. Hoy he sacado un minuto de tiempo libre para salir de mí y mirar a mi alrededor, pero no ese alrededor lejano de personas desconocidas que a todos nos rodean, sino ese cercano alrededor, esa compañía cálida que avanza a tu lado cada día y te abraza y te protege, compañía de la que sólo a veces eres consciente y, esos momentos, hay que aprovecharlos.A veces no es necesario conocer a alguien de toda la vida para cultivar una gran amistad sino, simplemente, conectar.Me doy cuenta de que a mi lado hay gente que me agarra fuertemente de la mano cada segundo que pasa, en cada cosa que hago.
Así que hoy me gustaría echar un momento el freno, dejar de mirar la hora pensando que debería marcharme a la cama y simplemente agradecer, agradecerte que camines junto a mí, que me escuches, que me dejes escucharte, que me animes, que me riñas, que me aconsejes, que seas, que existas, que estés, que me entiendas con sólo mirarte, que me hagas partícipe de tu tristeza, de tu intimidad, de tu día a día...Así que gracias Roberto, porque creo que nunca te he dicho que me encanta pasear a tu lado y escuchar tus historias, aunque a veces no las entienda.Gracias Rubén, porque quiero que sepas que disfruto de cada una de esas charlas que tanto me hacen pensar y me siento seguro viendo como el sol sale y se pone contigo.Gracias Óscar, porque desde que te vi llegar aquel día me entregaste tu confianza y siempre tienes un hombro disponible para mi.Y gracias Jose, porque contigo he aprendido grandes lecciones que me sirven para mucho más de lo que imaginas.A ti que eres tantos, pero tan sólo uno aquí dentro,,,,GRACIAS.

jueves, 9 de abril de 2009

Salvado


Semana Santa, calles cortadas, frío intermitente, tiempo impredecible que nos disfraza de combinaciones propias del Carnaval, todo un desfile de sandalia y bufanda, bañador y sudadera y demás prendas que se encuentran casualmente una vez al año en estas fechas, como una reunión de amigos separados por la distancia.Salir a la calle en estos días asfixia, provoca ansiedad y discusiones de pareja.La gente se lanza a la calle, todos, ni un sólo ser humano permanece en casa, es imprescindible salir en busca de multitudes, de empujones, de amasijos de gente que se mueve por inercia embelesados por una (iba a denominarla melodía pero me parece un premio excesivo para tan burdo sonido) especie de mal transformado solfeo que les hipnotiza, les seduce como el Flautista de Hamelín atrayendo a sus ratas, marchando como una legión de hormigas.Un cohorte de devotos, fanáticos y adictos mezclado con turistas, curiosos y olfateadores de bares, alentador mejunge que invita a la huida inmediata e insalvable, ya que permanecer en casa no te indulta de escuchar esa irritante sonoridad que parece acecharte como una muchedumbre en busca de un traidor en tiempos de antorcha.Otros, los algo menos idiotas, se dirigen a la playa en busca de un poco de paz que les recuerde que siguen vivos, pero la realidad se abalanza sobre ellos en el instante en que ingresan en la carretera.Las autovías les absorben y atrapan obligándoles a padecer una interminable espera automovilística que hace eternos los itinerarios más breves, con el único objetivo de conducirles a un supuesto destino tranquilizador que realmente no es más que un antifaz bajo el que se esconde la falta de aparcamiento, las colas para almorzar y la cólera por la inesperada lluvia, a pesar de ser conocedores de su visita anual en ésta tan anhelada semana.Así que aquí, en la austeridad de mi habitación, disfrutando de la soledad que tanto codiciaba, lleno mis pulmones de aire y respiro profundamente relajado, aislado, salvado, elegido, único y afortunado, con la única compañía de Zoe, una vela roja y una excelente música, suave pero capaz de hacer enmudecer al más deleznable de los sonidos, envidiable sensación.