miércoles, 11 de agosto de 2010

Hasta Pronto

Adiós pequeño amigo, hasta pronto.
Sé que debes marcharte, lo sé, pero duele. Y dolerá como lo hace un hueso roto que no termina de sanar, recordándote que sigue ahí contigo.
Perdóname, mañana cuando te vayas no podré estar a tu lado. No podré acariciarte ni besar tu pequeña cabecita arrugada mientras te hablo bajito y tú pegas tu húmeda nariz a mi boca buscando el aire que sale de ella... Pero mami estará a tu lado. Es ella quien te ha acompañado en cada momento y quien te ha cuidado cada día de tu vida, así que debe ser ella quien te acompañe mientras te quedas dormido.
Antes de conocerte los gatos no eran de mi agrado y , sin embargo, ahora te veré en la cara de cada uno de ellos como he hecho durante estos días, pensando que eres tú quien se acerca rondando mis pies mientras te hablo.
Echaré de menos tus misteriosos ojos, tu curiosidad, tu graciosa forma de andar, tus pelos en mi ropa... Echaré de menos que me despiertes temprano cada mañana exigiendo tu desayuno. Que te acerques sigiloso a la cama cuando ya dormimos para buscar el mejor sitio en el centro, donde a ti te gusta, bailando con tus patitas haciéndote un hueco. Añoraré tu compañía bajo la luz de mi flexo mientras estudio. Extrañaré que te pegues a mi en invierno buscando el calor de mi cuerpo y ofreciéndome el tuyo. Y, sobre todo, echaré de menos observarte dormido en mi pecho sintiendo tu respiración, viendo como se cierran tus ojos plácidamente.
Voy a soñar despierto que duermes eternamente panza arriba en el sofá, roncando con mis caricias. Así es como deseo recordarte, tranquilo, feliz, dormido.

Shhh... duerme pequeño. No voy a moverme de aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario